Este bello templo, ubicado en la plaza 1º de Mayo de nuestra ciudad, es el segundo más importante de Úbeda debido a su antigüedad y versatilidad de estilos. En él se unen la espiritualidad del gótico con el enigmático románico y la monumentalidad del renacimiento.

Esta iglesia fue edificada en el siglo XIII sobre una antigua mezquita de barrio y con un pleno estilo románico. Desgraciadamente, durante la guerra civil que enfrentó a Pedro Iº el Cruel y a su hermanastro Enrique II de Trastámara, este templo fue arrasado por el fuego, quedando prácticamente destruido. De su época románica se conserva la portada de los carpinteros, elegante y sobria, decorada con flores y cabezas de hombres y mujeres que se dejan ver entre las arquivoltas. Esta portada es única en su estilo en nuestra ciudad y una de las pocas muestras del románico que se conservan en la provincia.

Tras quedar prácticamente destruido, este templo vivió tres siglos de ruinas hasta que en el siglo XVI fue reconstruido por Alonso Suarez de la Fuente del Sauce, el llamado “Obispo Constructor”, en un estilo gótico tardío, como vemos en su fachada principal con su bellísimo arco conopial que enmarca al resto de los apuntados, con una escena de la Coronación de la Virgen en el tímpano y con restos de policromía que aún son evidentes.

Bajo el tímpano tenemos un parteluz que divide la puerta en dos vanos coronados por arcos trilobulados. A la izquierda de esta fachada se construyó hacia 1600 un cuerpo con detalles platerescos, como si fuera un pequeño templo llamado popularmente “el tabladillo”. Desde allí se leían las disposiciones oficiales y eclesiásticas al pueblo.

Un punto y aparte de su fisonomía exterior lo constituye la monumental fuente renacentista adosada al ábside. Fue construida a finales del siglo XVI dentro de un plan de reformas urbanas, con lo cual queda demostrado el carácter municipal de la obra.

En su interior, esta Iglesia está formada por tres naves, la central más elevada que las laterales y separada de estas por arcos apuntados que descansan sobre pilares cuadrangulares. En cuanto a su cubierta de madera, las sucesivas transformaciones que ha sufrido a lo largo de los siglos hacen que presenten estas naves fisonomías diferentes. Bóveda de cañón con lunetos en la nave central y bóvedas vaídas en las laterales.

Destaca en su interior el bello ábside con rosetón, rematado este con una sencilla bóveda de crucería. Este templo dispone de bellas capillas laterales, algunas de una gran riqueza ornamental e histórica, como la capilla de los Sanmartines o la capilla del camarero vago.

El interior de esta iglesia es uno de los más bonitos de nuestra ciudad, no solo por su arquitectura, también por la espiritualidad que rezuma cada piedra de sus muros y esa luz tan especial que nos transmiten sus vidrieras y que conduce al visitante a sentarse y cerrar los ojos buscando la ansiada paz interior entre la meditación y la oración.

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